En sus fases de diseño el ordenador era un tremendo lio de cables e integrados. Lo que terminarían por integrarse en tres chips (Agnus, Daphne y Portia) eran todavía tres grupos de ocho placas cada uno, cableadas entre sí y colocadas dentro de tres torres.
El secreto del Amiga está en los tres chips coprocesadores diseñados en origen por Jay Miner. El
chip de vídeo es capaz de mostrar 32 colores (de una paleta de 4096) con una resolución de 320×200 pixel, que pueden incluso mejorarse aprovechando características que todavía a día de hoy se van descubriendo en estos chips. Posee aceleración de vídeo por hardware (para copiar bloques, dibujar líneas y rellenar sólidos). Todo esto en una época que el mundo PC utilizaba casi exclusivamente monitores de fósforo verde.